That’s a weekend

Hello my friends!! Este fin de semana, en el que nos han regalado una hora más, ha sido de lo más interesante. Para ir por partes dividiré mi aportación de hoy al diario por día.

Viernes: el día no tuvo mucho de especial. Tuve que limpiar la casa, acabar mi aportación para la historia del foro, ordenar, etc. Lo interesante llegó por la noche, puesto que nos fuímos a cenar a un restaurante de lo más especial: S’Häxhüüsli, o lo que traducido significaría “La casita de la bruja”. En cuanto entré me acordé de Brujita (te encantaría, lo adorarías, jaja), toda la decoración gira en torno al tema brujas. Tienen estatuas, muñecas, cuadros, alfombras, velas… Incluso tienen una tienda en la que puedes comprar brujas de todos los tamaños y formas posibles. La única pega que le pondría yo al sitio sería la iluminación. En nuestra mesa (eramos cuatro) había sólo dos velas, a la luz de las cuales cenamos. No habría sido un gran problema si no fuese porque lo que yo pedí, venía servido en un plato hondo y cubierto de salsa y me costó trabajo comérmelo con tan poca luz Lo original es la carta con el menú, puesto que se trata de un “períodico” con cuatro páginas en el que además te informan sobre los servicios y normas del local. Los dueños del local son un matrimonio que estando de Madeira de vacaciones se toparon con un restaurante en el que no había carta, sólo se ofrecían brochetas. De ahí surgió la idea de este restaurante cuya especialidad son las brochetas. Cada una lleva el nombre de un lugar y tiene más o menos las características del mismo (es decir, India-curry, China-sweet&sour, Suiza-queso, etc.), como por ejemplo la que yo pedía, Singapur, era una brocheta de muslos de pollo cocinada en caldo de curry. Especial es este restaurante, sobre todo, a partir del 15 de noviembre, cuando el jardín es decorado con 30.000 luces para Navidad. Para conseguir mesa en esas fechas hay que reservar con un par de semanas de antelación.

Sábado: con motivo de la Herbstmesse (feria del otoño) que empezaba ese mismo día en Basilea, mi amiga Sam vino a visitarnos. Quedamos a las dos de la tarde con ella y después de 15 minutos esperandonos mutuamente en sitios opuestos de Barfüsserplatz, nos encontramos. Tenía ganas de verla porque hacía ya meses de la última vez que había quedado. Sam tenía que ir a recoger un encargo a una tienda de fotos y como era muy grande decidimos ir a buscarlo en ese momento y llevarlo a casa para luego volver a la ciudad e ir a la feria y al cine (en el camino desde la plaza hasta la tienda compramos pan, nos encontramos con amigos y cogimos la entradas para el cine). En casa nos tomamos un café y un trozo de cake, le di su regalo de cumpleaños y estuvimos hablando un rato (intercambiando CDs y libros, comentando las últimas películas que nos habíamos comprado, etc.). Nos dieron las uvas, todo hay que decirlo, y nos acabamos plantando en la ciudad a las 6 de la tarde. Nos fuímos directamente a Petersplatz (al lado de la universidad) a dar un paseo y ver lo que había este año. Siempre suele ser lo mismo, pero también hay siempre pequeñas variaciones Cenamos allí y compramos cosillas. Chris y yo nos compramos una marioneta de una avestruz que era super simpática y algo de queso y té. Casi me muero de risa cuando al volver sobre nuestros pasos para ir a comprarnos un algodón de azúcar, se plantan dos tipos en medio de la calle con espadas de plástico y empiezan a pelearse en plan de coña… Yo me moría por coger otra espada e ir a jugar con ellos A las ocho, como ya iban cerrando los puestos nos bajamos a Steinen a tomarnos algo antes de entrar al cine a las 9. Película: La leyenda del Zorro. Puntuación: 4. ¡Qué mala es, dios santo, qué mala! El mejor actor de toda la película es el caballo, pero el argumento, los diálogos, la interpretación parecían sacados de una representación de colegio y estoy por apostar que los niños serían capaces de hacerlo mejor por menos dinero. En definitiva, si os importa algo vuestro dinero, ni se os ocurra malgastarlo en ir a ver este bodriete de película, alquilad el DVD de La Máscara del Zorro y vedla de nuevo.

Domingo: Después de un brunch delicioso en compañía de Sam (que se quedó a dormir), nos fuímos a todo correr a coger el tram, que casi se nos escapa, en dirección a la estación, donde cogimos el tren hacia Olten. Allí nos cogimos el Mobility-car que teníamos reservado y nos dirigimos a Hägendorf, hogar y refugio de la familia Vögeli. ¿Y por qué? Porque Sam, que se casará el año que viene, está buscando un traje de novia para la boda y Sabine, que se casó hace un par de años, tiene su traje de novia muerto de risa en casa esperando a ser vendido. A mí se me ocurrió la idea de que quizá Sam podría entrar en el vestido de Sabine y por eso nos fuímos hasta allí, a comprobar si mi teoría era cierta. Y cuan grande sería nuestra sorpresa, cuando, definitivamente, le sirve el vestido y, además, le gusta cómo le queda. La decisión de tomarlo o dejarlo todavía depende del consejo que le den otras personas más allegadas (léase su madre o su suegra o sus cuñadas), para lo cual Sam sufrió en propias carnes la dureza de una sesión fotográfica, y quizá de otras ofertas, pero en un primer momento quedamos todos encantados con el resultado.

Aparte de tener un fin de semana completito hemos estado un ratito con el enano que está pa comérselo y con el que jugamos durante un rato antes de salir de vuelta a Basel. El cambio de hora no lo hemos empezado a sentir hasta hacer un rato, cuando empezó a anochecer… Esperemos que este año el invierno no nos afecte tan negativamente como el año pasado y tanto Chris como Cris estén de buen humor durante la época tenebrosa.

Thank you for your visit. I will love if you come back again…

Con esto y un bizcocho…
Cris

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