@Ele: ¡¡Feliz cumple(14)años, nana!! 😀
Siempre hay una primera vez para todo en esta vida y a mí este fin de semana me tocaron unas cuantas.
Este fin de semana Christoph y yo estabamos invitados al Ski-Event que su jefe organizó para todos los trabajadores del proyecto en el que están trabajando actualmente. El evento en cuestión consistió en un día esquiando en una estación de esquí del Wallis y una cena de lujo en un hotel-restaurante de cuatro estrellas en Kandersteg. La noche en el hotel en principio corría por nuestra cuenta, aunque al día siguiente por la mañana cuando fuimos a pagar, el chico de la recepción nos sorprendió diciendonos que tenían una nota en la que decía que todos los gastos, incluidas las habitaciones, estaban dentro del presupuesto de Swisscom.
Pero no adelantemos acontecimientos. Mi fin de semana empezó el viernes, cuando a las 8 de la mañana tuve que salir de casa cargando con nuestra maleta. No era muy pesada, pero cuando llegué a la parada del tram, decidí bajarme en la estación y dejarla en la consigna. Christoph, por su parte, se había llevado nuestras bolsas con las botas de esquiar y los cascos, que también pesan lo suyo. A las 6 y cuarto de la tarde, más o menos, salí del trabajo en dirección a la estación para coger la maleta y montarme en un tren hacia Olten, donde íbamos a pasar la noche en casa de los padres de Christoph. ´
Al día siguiente a las 5 y cuarto de la mañana sonó el despertador *ZzZzZzZz* El autocar que nos llevaría a esquiar nos esperaba en la estación para irse a las 6 y veinte. Intenté dormir, pero como, para mi sorpresa, Fanna también estaba en el bus, estuvimos hablando un buen rato y luego ya no tenía muchas ganas de dormir. Además, Christoph no dejaba de hablar con su compañero y no es que mi novio tenga un voz melosa y suave T_T La primera parada fue en Ostermundigen (cerca de Berna), donde se encuentra la sede central de Swisscom Fixnet, lugar elegido este como punto de encuentro para los que viven en Berna y alrededores. A las 7 y pico, algo más tarde de lo planeado, los dos autocares arrancaban cargados de trabajadores de Swisscom, mujeres, maridos y niños hacia Kandersteg, donde los participantes no esquiadores se quedarían para hacer las actividades alternativas (entre las cuales se encontraban una excursión con raquetas de nieve o bajar en trineo por pistas especialmente preparadas para ello).
A eso de las 9 de la mañana nos encontramos con mi primera primera vez del día: montarme en un tren dentro de un autobus O______O Ya lo había hecho con anterioridad en coche. Cuando nos vamos a Leukerbad, cruzar el tunel del Lotschberg es el camino más rápido, pero un autocar es mucho más grande y más alto que un coche. El techo del autobus pegaba contra el techo del tren del Autoverlad del Lotschbergbahn mientras nos desplazabamos hasta nuestro lugar en los vagones. La verdad es que el traqueteo del tren cuando vas en un vehículo tan grande casi ni se nota, pero al principio impresiona un poco XD
Una media hora más tarde llegué a mi segunda primera vez del día: Lauchernalp. Era la primera vez en mi vida que iba a esa estación de esquí. El teleférico que sube desde Wiler hasta el pueblo Lauchernalp era super grande, había espacio dentro para varias decenas de personas apelotonadas como sardinas o anchoas O____O Christoph y yo no tenemos esquís, así que arriba en el pueblo procedimos a alquilarnos unos XD Se supone que no soy muy buena esquiando -sobre todo, porque aprendí hace más bien poco- pero el tío de los esquís debió de verme cara de campeona olímpica de grand slalom porque me dio unos que iban demasiado rápido. Si a eso le sumamos el hecho de que las pistas de Lauchernalp están extremadamente empinadas, incluso las más fáciles, os podéis imaginar las velocidades que pillaba y el dolor de piernas que tenía al final del día -y las agujetas al día siguiente- de tanto frenar. En esta estación de esquí el último tramo se puede subir con un funicular de lo más original tiene forma de huevo y no es broma. Desde arriba se tiene una vista preciosa del valle de Gastern (Gasterntal) y de un glaciar del que todavía no he averiguado el nombre (EDITO: se llama Kandernfirn ^^).
Después de las últimas nevadas os podéis imaginar la cantidad de nieve que tenían allá arriba (3111 m sobre el nivel del mar, en el punto más alto al que se puede llegar con teleférico). Teníamos un tiempo estupendo y la nieve estaba de p……. madre. Aparte de lo arriba comentado con mis esquís apenas tuve problemas para esquiar. Sólo consideré algo complicaíllo el tener que coger un telesilla con los esquís puesto y aún peor tener que dejarlo cuando llegas arriba, sobre todo, con los modelos antiguos. Aparte es una verdad universal que soy un poco patosilla para estas cosas, pero esta vez me caí por culpa de Christoph. El segundo telesilla en esta estación es un modelo más nuevo con sitio para tres personas en cada uno, pero que era para tres no nos enteramos hasta que yo estaba en el suelo. Christoph intentó subirse en un telesilla con dos snowboarders y les pidió que hicieran sitio, pero ellos no le entendieron -más tarde, se dio cuenta de que eran americanos XD- y no se movieron, así que yo no tenía sitio y, aunque quise quitarme del medio, mis esquís se engancharon con los snowboard de los dos tíos y tuve que tirarme al suelo para que la silla no me llevara por delante. El encargado del telesilla fue muy amable ayudándome a levantarme, pero se empeñó en que me levantara con los esquís cruzados y bueno, eso es un pelín complicado. Al final la situación se quedó en “patética” ¬¬
Más gorda fue la hostia que me pegué más tarde de la que nos íbamos a comer. Para llegar al restaurante había que salir de la pista hacia un camino que no debería ser ningún problema para un esquiador con un poco de idea. Christoph, antes de despegar hacia el caminillo de marras, me dijo: “Dejate ir, no frenes”. ¿Y qué hizo Cristina? Coger velocidad y no parar, claro… El problema es que entre la pista y el camino había un pequeño desnivel de unos cinco centímetros que a poca velocidad no es un problema, pero a toda hostia es un GRAN problema para una esquiadora como yo, que no acaba de controlar los esquís cuando se despegan del suelo. El caso es que salí volando, aterricé, intenté frenar, me caí, di unas cuantas vueltas sobre mí misma a lo break dance y al final dando una voltereta monumental me salí del camino y quedé a unos dos o tres metros de la pista con los pies hacia arriba y uno de los esquí, que todavía llevaba puesto, clavado en la nieve. El otro lo perdí casi al principio XD Me quité el esquí e intenté volver andando, pero… ¡Ja! Había al menos tres metros de nieve, así que al primer paso mi pierna se hundió en la nieve del todo. Al final tuve que lanzar el esquí hacia la pista y volver a gatas porque de otra manera no podía XDDDD Por suerte no me hice daño, pero es curioso que mi primer gran trastazo con los esquís se deba a algo tan estúpido… XDDDDDD
Después de comer y volver a subir y bajar una sola vez, me fui a un restaurante a intentar sacar ideas de la cabeza para escribir, pero estaba tan cansada y tenía tanto sueño que poco saqué en claro. A las cuatro y media nos encontramos todos abajo para volver al hotel donde a las 6 empezaba el aperitivo y a las 7 la super cena de lujo con cinco platos y cubiertos de plata. El menú consistía en: 1. plato con diferentes aperitivos, que estaba mu bueno, 2. sopa perdida de pimiento (lo de perdida tiene gracia, la sopa venía dentro de un pimiento y al levantarlo salía todo el líquido), que no sabía nada bien u.u, 3. solomillo de ternera con unas patatas super simpáticas y verdura y 4. diferentes postres, que estaban de miedo, al menos, los que yo probé, y quesos, a los que ni me acerqué porque el estómago ya no daba pa tanto.
Durante el aperitivo y la cena conocí a algunos compañeros de Christoph y me parecieron todos muy simpáticos. También conocí a sus jefes, que también son majos, aunque sólo tuve la oportunidad de cruzar con ellos un par de palabras. A las 11 los que no se quedaban a dormir en el hotel cogieron el autocar de vuelta a Ostermundigen y Olten, y acto seguido yo me fui a dormir porque se me cerraban los ojos mientras trataba de seguir la conversacíón de los demás. Cual sería mi sorpresa, cuando entro en nuestra habitación y me encuentro con que nos habían preparado la cama. Los edredones estaban abiertos, nuestros pijamas extendidos y sobre cada almohada descansaba una cajita de caramelos Ricola O____O La primera vez en mi vida que me pasa algo así en un hotel… Debe de ser que no voy muy a menudo a hoteles de gran categoría… XD
Al día siguiente por la mañana después de un desayuno genial, del que no pudimos disfrutar porque aún estabamos algo llenos de la cena, el autocar nos recogió a las 10 de la mañana y a la una y media estabamos de vuelta en Basilea.
Y hasta aquí llega mi aventura Swisscom del fin de semana. Creo que me ha quedao un pelín larga… Más tarde, cuando tenga a mano mi ordenador y las fotos, os colgaré algunas fotos de la estación de esquí y de los paisajes de los que pudimos disfrutar con un día tan despejado.
Con esto y un bizcocho… Besos
Cris
PD: Aquí tenéis las fotos. Pinchad aquí.