7:30 am, Hofstetter Hof, Basel. 8 itsystemianos, 5 nacionalidades.
El día empezó bien, con buen tiempo y todo, pero a medida que nos acercábamos a nuestro destino, mi estómago se iba envolviendo en sí mismo hasta formar una gran pelota. Cuando llegamos a la base de la empresa de outdoor sports (que no me acuerdo de cómo se llamaba), mi corazón empezó a cabalgar al galope. Pensé que quería huir dejándome a mí en semejante berenjenal. Nos hicieron firmar unos papeles por si acaso nos rompíamos la cabeza >.< y nos dieron los trajes de neopreno, los zapatos, salvavidas, casco y arnés. Cada casco que llevábamos tenía un nombre escrito pa reconocer a su portador. Yo, en concreto, me llamaba “darling”. Nos montaron en un minibús: los 8 itsystemianos y una pareja de americanos que estaban de viaje por Europa. En el medio del camino –casi una hora hasta nuestro destino– paramos a comprar algo para comer. Con 10 francos de P1 rellenamos todos el estómago un poco (yo tuve que comprarme un plátano antes de que mi estómago decidiese comerme él a mí). Seguimos en el minibús hasta un prao que sería justo donde acabaríamos la… llamémosla expedición. Allí nos cambiamos y Nathalie descubrió con horror que no tenía arnés. Nuestro guía, Neville, dijo que no había ningún problema que cuando uno de los otros llegase abajo, subirían el arnés con la cuerda… ¿Cuerda? ¿A dónde leches hay que bajar? Cuando vi la pared por la que teníamos que deslizarnos ataos a una cuerda, me dio un vuelco el corazón, empezó a dolerme la cabeza y mi estómago se rebeló definitivamente… Bueno, no fue pa tanto, pero me dio un vértigo enorme mirar hacia abajo. Teníamos dos cuerdas: una la sujetaba Neville y la otra Sebastian, el otro guía/ayudante/loquefuera. A mí me “obligó” a bajar Neville. Dije que no quería ir, que me quería marchar y no bajar. Neville me agarró por la carabina y me enganchó a la cuerda. Bajar bajé, pero casi me da un yuyu de muerte. A partir de entonces, dejé de ser “Darling” para convertirme en “Schatzli” (tesorito en alemán suizo). No me preguntéis porqué, supongo que le caí bien y le hizo gracia que le replicase cualquier instrucción que nos diera con un “yo no quiero hacer eso” xP El canyoning en sí es una experiencia interesante, pero no hace ni p*** gracia, cuando a los 20 minutos de estar en el agua (que estaba súper fría), las manos se te quedan tan frías que apenas sientes los dedos. Aparte de eso, los saltos casi acaban conmigo. Eso de ver una piedra a un lado y otra al otro más abajo, y que te digan: “Ahora te dejas caer por la piedra y caes al agua”. Y tú piensas: “Este tipo se está quedando conmigo, yo no veo agua por ningún lago o.O”. Ninguno de los saltos o toboganes que hicimos me gustó o me pareció emocionante. Les tenía miedo y se notaba porque de repente tanto compañeros como el propio guía me trataron con una delicadeza impropia y me apoyaron durante todo el tiempo dándome ánimos (y a Nathalie tres cuartas de lo mismo, sólo que ella al menos lo pasó bien y no tenía tanto miedo). A mi la adrenalina me subió, pero no me gustó un pimiento. Lo único que me gustó fue un salto donde te ponen en una tirolina, te dejas llevar por la cuerda y en determinado momento sueltas la cuerda y te caes al agua. Ése estuvo genial, pero de recuerdo me llevé un moratón del tamaño de un pomelo en el trasero… Cuando por fin salimos de aquel cañón –yo no veía la hora de ver la piedra de marras que se veía desde el prao– y nos pudimos poner ropa seca y calentarnos un poco, nos dieron de comer pan con queso y nos llevaron de vuelta a la base, donde pudimos ver una presentación de las fotos (que, espero, nos llegarán en breve y podré subirlas pa que se os quite de la cabeza la idea de hacer estas cosas). Nos echamos unas risas tremendas con las caras que poníamos las tías comparadas con las de los tíos, que hasta miraban la cámara y sonreían, mientras que con nosotras parecía que estábamos rezando para salir de aquella y teníamos los ojos cerrados xDDDDDD El balance definitivo del canyoning y de los deportes de aventura es: la próxima vez, ¡PASO! El resto del fin de semana estuvo muy bien y lo pasé genial a pesar del cansancio y el mal tiempo (después del canyoning empezó a llover y todavía no ha parado ¬¬). Fuimos a un baño termal a relajarnos (y a jugar), cenamos en una granja biológica y dormimos, acompañados de arañas, grillos, gusanos y demás faunas invertebradas, en tiendas de campaña a lo indio apache desde las que se tenía una vista del lago de Thun alucinante. El domingo volví a casa antes que mis compañeros, que aún se quedaron por la zona de Interlaken a jugar con unos scooters todoterreno. Hoy por la mañana, a pesar de haber descansado muy bien y de que mi espalda estuviese mucho mejor que el domingo (cuando me dolía TODO el cuello y tenía tortícolis severa), llegué al trabajo arrastrándome (como en este video). Eso sí, llegué a las 8:20… TODO UN RÉCORD 😛
Y así acabó mi fin de semana a la aventura: hecha polvo, con agujetas en músculos que ni siquiera sabía que existían, con un nuevo “tatuaje” natural en la pierna izquierda del tamaño de un pomelo y con el buen sabor de boca de haberlo pasado en grande con los locos de itsystems.
Las fotos llegarán pronto 😉
Con esto y un bizcocho… Besos
Cris