El otro día os comentaba que habíamos tenido nuestra segunda operación rescate de juguetes en apenas diez días, ¿os acordáis? Pues bien, aquí estoy para contarlo 😛
Además del barco teledirigido, Christoph tiene otro juguete teledirigido: un helicóptero apache o algo así con lucecitas y todo eso. El problema del bicho este es que está hecho para usar dentro de casa. Para poder usarlo fuera tiene que estar el aire muy, muy calmado; y la verdad, es preferible usarlo fuera porque el helicóptero es bastante grande y la casa se le queda pequeña muy rápidamente.
El sábado, mientras yo andaba de compras por Basilea, Christoph fue al Kilbi de Olten con su hermana y sus sobrinos y luego subirían a casa a cenar todos juntos en la terraza. Para entretener a los guajes mientras cocinábamos/preparábamos las cosas para la barbacoa, Christoph le dejo a sus sobrinos que jugaran con el susodicho helicóptero en el jardín. Normalmente solo lo maneja bien Janis, pero en determinado momento le pasó el mando a Raphael y este intentó controlarlo, lo cual sea dicho de paso es complicadillo. Con el mando en las manos de Raphael, el helicoptero empezó a subir y subir, hasta que le dio un ramalazo de viento y cayó encima del techo de la plaza cubierta que hay enfrente de mi casa… sí, se quedó ahí arriba… y encima fuera de rango o sin bateria porque el cacharro no se movía… y no tenemos escalera… ¿Notáis la aventura que se aproxima? :cafe:
Sacamos nuestra cuerda de escalar, la de setenta metros porque era la que teníamos más a mano, un arnés y los Prusikschlinge que había comprado hoy en Basilea (porque los habíamos perdido) y nos pusimos a discurrir. La cuerda pesa un montón así que nos dimos cuenta enseguida que iba a ser imposible lanzarla por encima del techo para que entrase por el agujero que tiene la plaza en medio. Al final, con cordón (del de atar el papel para reciclar xD) y una pelota de Disney, conseguimos pasar la cuerda de un lado al otro. La atamos a uno de los postes e intenté subir con ayuda de los Prusikschlinge, pero como no había una cosa así en mi vida, no fui capaz de subirme al techo. Me quedé colgando a unos cincuenta centímetros. Así que bajé y subió Janis con mi arnés (aunque le quedaba enorme) que el muchacho es más joven y lozano que yo y subió y bajó en un santiamén. A la hermana de Christoph casi le da un ataque de risa viendo la que liamos para rescatar el helicóptero y llegado un momento empezó a hacer fotos con el iPhone (supongo que para enseñárselas luego a Dominik xD). La verdad es que había que vernos… y todo esto con Raphael con el modo «sugar rush» ON y en pleno ataque de euforia. En serio, pa habernos grabao xDD
En fin, que esa fue la última aventura en nuestra casa… Por suerte, mi Sr. C no tiene más juguetes (todavía) y creo que ha aprendido la lección, así que espero no tener más operaciones rescate que contar en un futuro próximo 😛
Es hora de hacer algo de provecho, como por ejemplo bajar a buscar la ropa limpia. Nos leemos 😉
Con esto y un bizcocho… Besos
Cris