Como tantas otras cosas en mi vida he tenido que dejar el desafío del verano a tres libros de concluirlo, ¡una pena! Pero bueno, teniendo en cuenta que de los siete libros leídos solo me han gustado dos con una nota de cuatro estrellas en goodreads, al final se me han quitado las ganas de continuar leyendo los libros elegidos. Estaba visto que no había escogido bien.
Así que hoy os vengo a hablar de otro libro, uno que sin embargo encajaría perfectamente en la categoría 6: «Un libro donde a uno de los personajes le guste hacer cosas consideradas nerd o frikis, como leer, tejer, coser, jugar a Dragones y Mazmorras, etc.». Había escogido un libro de Blanca Álvarez que tenía que leer para poder entrevistarla, pero como la entrevista no ha podido ser, lo dejé pasar. Y esta semana, en vez de continuar leyendo The Bride’s Farewell (o El adiós de la novia), me he puesto a leer una ARC del netGalley que tenía olvidada en mi Kindle cogiendo polvo digital, pero a la que le tenía ganas desde siempre: Putting Makeup on Dead People, de Jen Violi (Aviso que esto puede contener ligeros spoilers hacia el final).
El título suena algo siniestro, pero en el fondo no lo es, salvo por la profesión que la protagonista elige. Poca gente encuentra su vocación en una funeraria, pero para Donna todas las piezas del puzzle de su vida encajan el día del velatorio de una compañera del instituto.
En la primavera de su último año de instituto, Donna Parisi encuentra nueva vida en el lugar más inesperado: en un ataúd.
Desde la muerte de su padre, hace cuatro años, ha vivido su vida sin gana: sus amistades están vacías, no tiene ni idea de lo que hará cuando se gradúe y el dolor por la pérdida la mantiene aislada, distanciándola incluso de su madre. Esto es así hasta que se encuentra en frente del cadaver de una compañera de clase en la funeraria Brighton Brothers. En ese momento, Donna se da cuenta de que lo que puede darle sentido a su vida es dar consuelo a otros. Que quizás lo que ella realmente quiere ser es mortician*.
Este descubrimiento pone en movimiento una vida que Donna no imaginaba fuera posible. Conoce a Liz, una carismática chica recién llegada al pueblo; se da cuenta de que hay un chico, Charlie, importante para ella, y que es posible que ella también sea importante para él, y se encuentra probando cosas que antes nunca habría soñado que probaría. Arriesgando, Donna alcanza su máximo esplendor sumergiéndose en sus estudios con una pasión y un talento que no sabía tenía. Y al final entiende que seguir adelante no significa olvidar a los que quieres.
La novela trata varios temas coming-of-age: desde una relación madre-hija difícil, pasando por el dolor por la pérdida del padre del que no acaba de recuperarse, hasta la típica historia de amor. Aunque este libro tiene poco de típico, sobre todo teniendo en cuenta la escena de petting que se describe allá por la página 140 y pico.
El arco argumental empieza al final del útimo curso del instituto y continua durante las vacaciones y el primer año de universidad. Esto no ayuda a los personajes secundarios que van, viene y desaparecen y casi ni te enteras. Sobre todo, le pasa a Charlie, que pasa dos tercios de la novela prácticamente de figurante, hasta que la protagonista cae de la burra; pero también le pasa a su carismática amiga Liz, que tiene un papel muy importante en la evolución de la protagonista al principio por su forma de ser y ver el mundo, y en el momento en el que se va a la universidad, casi no se vuelve a saber de ella. Sí, le hace una visita a Donna durante el curso, pero no se habla de llamadas telefónicas ni nada y eso me pareció algo raro.
En general, los personajes, incluso cuando solo salen de vez en cuando como Becky, Jimmy y Patty, están bien definidos y caracterizados, en especial, evidentemente la protagonista, Donna. Donna está tan bien construida, que eres capaz de identificarte con ella: sus dudas, sus momentos de pasividad, sus enfados, su indiferencia y sus pasiones.
El mayor fallo que se le puede encontrar al libro es que es de lectura lenta. Con esto quiero decir que no se deja leer rápidamente como otros, engancha sin enganchar. No es aburrido, pero si hay bastante monólogo interior, por llamarlo de alguna manera, y hay temas que se tratan con lentitud, como la historia de amor que realmente aparece hacia el final, o el superar la muerte de su padre. Hay otros temas que no llegan a solucionarse desde mi punto de vista, que quedan un poco en tablas y ese es el tema de la relación con su madre. Esta primero se opone terminantemente a la decisión de su hija de dedicarse a «maquillar muertos», y las razones que da son, bueno, algo ofensivas —en mi opinión— para Donna, hasta el punto de que, ante la imposibilidad de convencer a su madre de que eso es su Vocación (sí, con mayúscula), Donna decide marcharse de casa y buscarse la vida ella sola. Su madre acaba aceptándolo, pero no llegó a sonarme sincero, ni siquiera cuando le dice que está orgullosa de ella. Otro que lea el libro quizá tenga otra opinión al respecto.
Y por último, aviso a navegantes: el libro tiene un gran contenido religioso puesto que tanto la madre como en general la comunidad de Dayton donde se desarrolla la acción son bastante creyentes… Donna tiene muchas dudas con respecto a Dios, la religión y sus propias creencias y eso se convierte también en parte de sus monólogos interiores (hasta el punto de que acaba «creando» su propia religión donde el ser superior es una tortuga, lo cual me recordó mogollón a Mundodisco, me pregunto si sería un guiño friki de la autora). De todas formas esto no lo hace pesado, más bien contribuye a que Donna cobre vida, porque en el fondo sus dudas son de lo más lógicas y todos los que hemos recibido una educación religiosa las hemos tenido en mayor o menos medida.
Creo que con esto cierro ya el grifo porque si no, esto se hará eterno y no quiero aburriros. Lo que espero es haber despertado vuestra curiosidad por Putting Makeup on Dead People. El libro es el debut de la autora, así que en cierta medida también sufre de algunos síntomas típicos de una primera obra, pero a mí me ha parecido una novela interesante y novedosa, teniendo en cuenta la elección de profesión de la protagonista. Quizá los fans de Six Feet Under encuentren esta historia aún más interesante que yo.
Y me despido ya, que me enrollo y no paro, ¡madre!
Con esto y un bizcocho… Besos
Cris
*mortician es un empleado o un director de una funeraria. No sé cómo traducir eso xD