el fin de semana de las chicas (y los chicos)

Edito: Las fotos están subidas, yay!!

El verano del año pasado organicé un fin de semana de senderismo con las chicas que acabó siendo el fin de semana de los chicos y la chica, porque acabé yo sola con Christoph y Stefan en St. Moritz. Este año decidimos intentarlo de nuevo y rezar por buen tiempo. Escogimos el fin de semana del 25-26 de agosto y se apuntaron Vanesa, Taty, Heidi y su amiga Anna. Íbamos a ir a Appenzell. El miércoles el pronóstico del tiempo era bastante malo para toda Suiza, así que por unanimidad cancelamos la reserva en el hotel Plattenbödeli. Christoph se puso a buscar una alternativa y encontró una que resultó ser superchula.

Nos fuimos al Tesino, al quinto pino, donde Cristo perdió una sandalia, a una hora de Lugano en la frontera con Italia, a una cabaña/refugio privada, pero muy chula, muy charmant regentada por un chico llamado Davide: la capanna San Lucio.

Después de algo de indecisión por parte de Vanesa (que iba a dejar al chico en casa solo con el enano) y por las cinco horas de viaje que nos íbamos a calzar en el cuerpo para llegar a Bogno, todo quedó decidido. Sin Taty que decidió no venir, y con Christoph y Andrés a los que, todo sea dicho de paso, nos acoplamos (en el fondo esto era el fin de semana de los chicos, el nuestro iba a ser en Appenzell xDD), iniciamos camino… más o menos. El tren que salía de Basel e iba directo a Lugano, dejó tirado a Andrés en Arth-Goldau porque el tren de Zurich tenía retraso, así que al final tuvo que esperar dos horas en Lugano a que llegase el próximo bus y subir solo a la Hütte. Nosotros seguimos camino por dos razones: 1. porque no tenía sentido esperar dos horas a que él llegase, y 2. porque de haber esperado, habríamos sido más lentos subiendo y nos habría pillado la tormenta con todo lo que eso conllevó más tarde.

Porque… las chicas con Christoph llegamos a la cabaña a las cuatro de la tarde. Después de fotos, duchas, acomodaciones y cafetucus al aire libre, a eso de las cinco y media empezó a llover y tuvimos que correr a meternos dentro. Media hora más tarde Andrés llegaba a San Lucio, media hora más tarde un relámpago caía en las inmediaciones de la cabaña y se nos iba la luz para toda la noche (no más agua caliente para la ducha…). Así que pasamos una candle-light-dinner con una panda de mujeres tesinesas de un curso de meditación y un par de montañeros suizo-alemanes.

Desde que la tormenta empezó a las seis de la tarde no paró de relampaguear, tronar y llover hasta la media noche. Evidentemente el espectáculo desde la Hütte fue impresionante. No llegué a enterarme de porqué exactamente, pero organizaron una especie de concurso de canciones durante la cena, supongo que para mantener entretenido al personal en la oscuridad. El premio era una botella de vino. Cada uno cantaba en su idioma materno. Al final ganaron las finesas, espero que compartan esa botella con los demás… 😛 Pero que no se diga que cantamos Asturias, patria querida (totalmente desafinados, ejem, ejem), entre otras, porque al final nos pasamos la noche cantando, desde Mecano a Clavelitos, La Bamba o el Salmo suizo (en italiano). El caso es que lo pasamos genial en la oscuridad, con la luz de las velas y nuestras linternas frontales.

Al día siguiente nos subimos al pico Gazzirola, que pensábamos, era la cruz que se veía desde la cabaña. Después de casi dos horas de andar cuesta arriba luchando contra las fuertes ráfagas del viento del Norte que nos daban de cara, llegamos arriba, nos felicitamos los unos a los otros por hacer cumbre y llega Christoph y nos dice que no, que la cruz no es Gazzirola, que nos faltan veinte minutos más xDDD Por el camino, Anna perdió la tapa de su cámara híbrida Nikon (superchula) y nos quedamos todos pelín pillaos cuando la susodicha tapa apareció misteriosamente dentro de la mochila de Christoph, que sí se la había sujetado en un determinado momento, pero la mochila estaba cerrada en ese determinado momento… «Misterios sin resolver o cómo llevarse al trasgu de paseo».

A pesar del fuerte viento (o más bien, gracias a él) que nos acompañó gran parte del camino de vuelta, el día estuvo guapísimo. De hecho, la llegada a Lugano después del fresco de las montañas fue pelín chocante/agobiante. Con la promesa de repetir el año que viene, esta vez con chicos para poder llevarnos a Mateo y a Stefan, nos despedimos de Heidi y Anna, que decidieron coger un tren más tarde e irse a cenar en la ciudad. Christoph, Andrés, Vanesa y yo emprendíamos el camino de vuelta a casa, no sin ciertas dificultades: intentar coger el IR de las 16h16 desde Lugano casi acaba en catástrofe porque no estaba anunciado en ninguna parte. Tuvimos que preguntar a los revisores que nos contestaron casi con un selbstverständlich a la pregunta de si el tren en el andén tres era el nuestro (que decir tiene que los paneles decían que iba a Chiasso). Por suerte iba medio vacío y pudimos ponernos cómodos. El resto del viaje transcurrió sin sobresaltos y todos llegamos a nuestras casas a la hora esperada 🙂

En cuanto esté en el mac subo las fotos. A ver si Anna nos manda las fotos de grupo, que coincidió que las pocas que hicimos fueron con su cámara xDD Este fin de semana íbamos a volver al monte con la hermana de Christoph and company, pero el pronóstico del tiempo es malo y lo hemos cancelado todo. Ahora planean una noche de cine y pizza en nuestra casa. A ver qué peli les pongo yo a los pajaritos.

Y eso es todo de momento… Otro día vuelvo y os cuento del Team Event jugando a Paintball y haciendo sushi 🙂

And now, antes de despedirme, les dejo con Asturias, patria querida, interpretada por un suizo, un madrileño y, cómo no, una asturiana. No tengan en cuenta los desafines, hicimos lo que pudimos…

Con esto y un bizcocho… Besos
Cris

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